¿Terrores nocturnos?

Natalia Vitela

Agencia Reforma

El silencio que reina por las noches en tu hogar es interrumpido por un grito desesperado de tu pequeño, quien, además, suda y respira rápido. Cuando lo auxilias todavía está dormido, pero tiene los ojos abiertos y sus pupilas están dilatadas, y al despertar no recuerda lo que le sucedió. Este episodio se repite cada vez con más frecuencia.

Esto le sucede a los niños entre 5 y 12 años que sufren terrores nocturnos, un trastorno del sueño que puede ser desencadenado por estrés y ansiedad originados por conflictos familiares y escolares, indica Carlos Cuauhtémoc Solís Pérez, jefe de la Clínica del Sueño del Hospital General Regional Número 1 Carlos MacGregor Sánchez Navarro.

Un trastorno del sueño es un problema derivado del hecho de dormir e incluye dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido, quedarse dormido en momentos inapropiados, demasiado sueño o conductas anormales durante el sueño.

Andrómeda Valencia, académica e investigadora de la Facultad de Psicología de la UNAM, explica que las situaciones que los pequeños perciben como preocupantes las engrandecen. “Se ven mucho más atemorizantes de lo que en otro momento lo serían”, precisa.

Durante un terror nocturno, un niño, además, puede incorporarse y sentarse en la cama súbitamente y ponerse a llorar. Los papás no deben asustare. De hecho, aseguran los expertos, en caso de que el pequeño llegue a despertarse no recordará nada, además de que se tranquilizará y volverá a la placidez del sueño después de unos minutos.

También deben estar conscientes de que si el pequeño llega a despertarse, se sentirá desorientado y confundido, por lo que probablemente le costará más tranquilizarse y volver a conciliar el sueño. Lo ideal, comentan, es que los papás no lo despierten e intenten que se duerma nuevamente. Lo que sí es importante es que se aseguren de que el niño no se haga daño si llega a agitarse. Alfonso Martín del Campo, médico de la Clínica de Sueño y Psiquiatría Biológica Del Valle, explica que cuando suceden los terrores nocturnos los pequeños están entre dormidos y despiertos.

Las Causas

Solís Pérez indica que entre un 3 y 6 por ciento de los pequeños padecen este trastorno, del cual aún se desconocen sus causas.

Asegura que la hipótesis que existe sobre su origen es que es hereditario, es decir, los pequeños que lo presentan tienen un familiar que también lo experimentó o que sufrió de sonambulismo, un tipo similar de trastorno del sueño, durante la niñez. Se relaciona con la inmadurez del sistema nervioso, el cual concluye su maduración casi hasta que las personas tienen 10 años. Así que los terrores nocturnos pueden estar siendo provocados por una hiperactivación del sistema nervioso central durante el sueño, que puede ocurrir porque este sistema, que regula la actividad cerebral durante el sueño y la vigilia, todavía está madurando.

Además del estrés y la ansiedad, dice el experto, hay otros factores que pueden desencadenarlo, como la presencia de fiebre o el que el niño haya estado privado de sueño en días anteriores.

De acuerdo con información de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, los terrores nocturnos se han descrito en niños que estaban muy cansados, enfermos, estresados o fatigados, estaban tomando un medicamento nuevo o dormían en un entorno nuevo o lejos de su casa.

Fases del sueño

Solís Pérez explica que el sueño pasa por una serie de fases, como la de movimientos oculares rápidos (MOR), que es cuando tienen lugar la mayoría de sueños. Los terrores nocturnos ocurren durante el sueño no MOR.

Según datos de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, desde el punto de vista técnico, un terror nocturno no es un sueño, sino una súbita reacción de miedo que tiene lugar durante la transición de una fase de sueño a otra.

Los terrores nocturnos suelen ocurrir de dos a tres horas después de que el niño concilia el sueño, cuando tiene lugar la transición desde la fase de sueño más profunda MOR a la más superficial de sueño no MOR.

Durante el sueño,

Las parasomnias comunes

en los niños son:

• Terrores nocturnos

•Sonambulismo

•Trastorno de comportamiento asociado al sueño MOR (la persona se mueve y puede representar sueños)

Para reducir el estrés:

•Establezca y mantenga una rutina para antes de acostar a su hijo que sea simple y relajante

•Asegúrese de que su hijo descansa lo suficiente

•No permita que su hijo se canse demasiado estando levantado hasta tarde

Fuente: Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos