Luis Homero Echeverría

Agencia Reforma

Con un solo hombre en punta y cinco de sus habituales titulares de arranque, Gustavo Matosas cumplió el trámite anoche en la Concacaf Liga de Campeones. El técnico americanista no desdeñó por completo al rival y paró a una oncena con tinte ofensivo, sobre todo para entretener el balón en medio campo.

Bajo un esquema de 5-2-2-1, la intención fue contener el pelotazo del Saprissa a través de los tres centrales: Ventura Alvarado, Érick Pimentel y Pablo Aguilar, y acarrear con Moisés Velasco y, principalmente, Carlos Darwin Quintero en su función de interiores.

La idea tuvo su punto flaco en las laterales, ya que José Madueña y Osmar Mares ni siquiera tuvieron el balón, lejos de ser efectivos carrileros.

Con la entrada de Rubens Sambueza en el complemento se encontró dinamismo, se retuvo el esférico y se cambió del trazo largo al toque en corto, pero sin gran mejora en la definición.

Sin necesidad de correr riesgos, Matosas metió al campo a Paolo Goltz, todavía con la secuela del corte de ceja que padeció en el partido ante Leones Negros.

En la banca se quedaron los canteranos: Hugo González, Jonh González, Daniel Vázquez y Alejandro Díaz.