Efraín Palomino Morales

La Raza del Noroeste

El balón sigue rodando en el Clausura 2013 de la cáscara mexicana y aunque hay tres gallos que parecen ser los “buenos”, en la cantina La Cáscara de Seattle los ánimos estaban más caldeados que mi tía la buscona.

“¡Allá en la mesa del rincón les pido por favor que lleven la botella! ¡Quiero estar solo, ahí con mi dolor, no quiero que alguien diga que le he llorado a Cruyff! ¡Más bien quisiera que le cuenten que no sufro que me ha hecho un gran favor su adiós! ¡Seguro estoy que se marchó pensando que aún lo quiero! ¡Yo fui campeón con el “Chepo” y ahora que perdí no debe de saberlo! ¡En los amores hay derrotas, por eso entre las copas me viene a refugiar allá en la mesa del rincón, me lleven la botella que Vergara no vea llorar!”, cantaba con mucho dolor la abuela Chucha, mientras se echaba el quinto caballito con tequila.

“¡Tomate esta botella conmigo y en el último trago nos vamos, quiero ver a qué juegan los Pumas sin poner en mis ojos a Carrillo! ¡Esta noche al Pikolín no voy a rogarle, esta noche ni quien a los universitarios los quiera! ¡Qué difícil tener que dejarlos, sin que sienta que un Goya ya no lo merezcan! ¡Nada me han enseñado los torneos, siempre caigo en los mismos errores, otra vez a jugar con la cantera y a llorar por los mismos pazguatos! ¡Tomate esta botella conmigo y en el último trago nos vamos!”, cantó don Pedro, sentándose a un lado de la doñita y empinándose la espumosa que en la mano traía.

De pronto, el Chido One en la cantina apareció y como buen charro mexicano una canción a sus Águilas les cantó. “¡Me caí de la nube en que andaba, como a veinte mil metros de altura! ¡Por poquito que pierdo la liga, esa fue del Clausura mi mejor aventura! ¡Por la suerte, caí entre los brazos de un lindo y hermoso Piojito! ¡Me tapó con su lindo futbol, y goleando al liderato me llevó! ¡Me colmó todo el juego de goles y abrazado conmigo al América apoyó! ¡Preguntaba que yo le dijera que técnico del nido me aventó!”, cantó el chilango americanista.

El Chido One con su abuela Chucha y don Pedro se juntó y una botella de tequila les invitó, pues así como andan volando de alto las Águilas hasta para invitar a pelones de hospicio le alcanzó.

Chanflazo, calcetinazo y desempance

El chanflazo es para un paisano nuestro que, aunque nos duela, le gusta más las papas a la francesa que unos churros rellenos de cajeta de Celaya. Así es, mi raza, hay tienen que Francisco Guillermo Ochoa sigue destacando en el futbol francés, no obstante a jugar en un equipo que pelea por no descender, tan es así que en las últimas tres semanas ha estado considerado por la prensa gala en el once ideal de la liga, por encima de arqueros de clubes mucho más importantes. De seguir con este nivel de juego, Paco Memo le hará sombra a “Chuy” Corona a la hora de definir al portero del Tri.

El calcetinazo es para la rimbombante y para nada elegante Copa MX y es que aunque es un torneo que en esencia busca darle actividad de mucha más calidad a la Liga de Ascenso sigue siendo muy dispareja por el poco (o nulo en la mayoría de los casos) interés que ponen los clubes del máximo circuito en la etapa de grupos, ya que le dan prioridad a la Liga MX. Creo que esta copa se puede mejorar y sería suficiente con implementar la eliminación directa para que América, Cruz Azul, Pumas, Toluca y compañía saquen sus mejores fichas y no se les ahorque la mula de seises.

Y el desempance es para una de las canchas más emblemáticas e históricas de la cáscara mexicana, el Estadio de Ciudad Universitaria de los Pumas y es que esta semana cumplió nada menos que mil partidos disputados. Desde el ascenso del equipo a la Primera División en 1962, se han jugado 841 juegos regulares de Liga, 66 de Liguilla, 48 de Copa, 3 de Campeón de Campeones, 26 de torneos de CONCACAF y 26 de la CONMEBOL. ¡Felicidades Pumas, que aunque no tengan otra cosa que celebrar por lo maletas que son, al menos tienen una madriguera que ya la quisiera el Madrid!

¡Nos chutamos la próxima semana!

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