Por qué Rosales sí es "El Rayo"

Jorge Rivera

Hablemos Fútbol.

Una nota muy corta aparecida en un portal de noticias del fútbol mexicano, en Diciembre del año pasado, reseñaba simplemente que los Gallos Blancos de Querétaro habían declinado su opción por el argentino Mauro Rosales, por no pasar los exámenes físicos.

No decía más, se veía preocupante, pero esas cosas en el futbol pasan cada rato; la pregunta era si el nuevo jugador de Sounders, de cuya existencia apenas comenzábamos a conocer a comienzos de Marzo, ayudaría realmente al equipo a mejorar.

La respuesta hoy, pasada la mitad de la temporada, es evidente; Rosales es sin duda el jugador de mejor rendimiento reciente en el plantel actual; para muchos, candidato indiscutido a “Contratación del año”, en toda la MLS.

La estadística principal que apoya este comentario es que, después de su contribución a la dramática victoria en Kansas City, Rosales es ahora líder del equipo en Asistencias, es decir, pases a gol, con siete, lo que lo ubica como el quinto mejor en la liga, en ese departamento.

Rosales además ha anotado tres goles, y ha actuado por más de 1,400 minutos en cancha, el único jugador de medio campo que lo supera con amplitud en esa estadística es Osvaldo Alonso.

Pero más allá de los números, lo que tiene a tantos expertos de los medios hablando del jugador de Córdoba es, precisamente, lo que no muestran los números; su entrega en la cancha, su resistencia, y su liderazgo a la hora de buscar el arco rival.

Los ejemplos más recientes son quizás también los más notables: El juego contra San Francisco, donde en el tiempo suplementario aún corría y dejaba rivales en el camino como si el partido acabara de comenzar.

Tres días después y luego de semejante esfuerzo hizo exactamente lo mismo en Kansas City; esta vez incluso con mejor resultado; al minuto 90 armó una de sus paredes largas por derecha, el mismo fue a buscar el balón al área y casi lo arrancó de los pies de un defensa, sacó otro y remató abajo para el empate.

Dos jugadas después y en acción similar dejó “un reguero” de cuatro jugadores antes de tocar al centro en lo que al final fue el gol de la victoria de Lamar Neagle.

Fueron actuaciones impresionantes de un volante de 30 años, que pocos esperan pueda correr tanto hacia el final de un partido, si ha venido corriendo los 90 minutos.

Sounders acertó de manera enorme en la traída de Rosales, le da vida y creatividad al medio campo, le da a los otros latinos un socio de calidad para tocar el balón, y francamente, como vimos en Kansas, le sube el nivel a la MLS; el nivel de emoción y de juego de calidad que a veces falta tanto en estos partidos.

Lo irónico, lo verdaderamente raro, es cómo Rosales llegó al equipo.

Es difícil saberlo a ciencia cierta, pero la llegada de Rosales no pareció el resultado de un proceso de cuidadosa evaluación a través de los meses, sino un golpe de suerte a comienzos del año, producido por el hecho que el argentino no arregló en diciembre con los Gallos Blancos.

Durante los entrenamientos de pretemporada, el Club de Seattle mencionó con nombre y apellido a varios de sus jugadores a prueba; por momentos se puede decir que pareció hacerles publicidad; en particular al joven californiano Jonathan Prieto y al jugador de Puerto Rico Islanders, Richard Martinez; ambos terminaron fuera del equipo.

Pero, en los tres últimos días de práctica en la Florida hacia el final de Febrero, los reportes de prensa comenzaron a mencionar un “Trialist” (jugador a prueba) sin mencionar su nombre; según los datos de esos días el jugador actuó en dos de esos partidos, como volante por derecha, reemplazando a Fernández en un ocasión y desde el comienzo en otra.

No se supo más hasta que el equipo regresó a Seattle, y el “jugador a prueba” entrenó un par de veces, casi escondido de la prensa; pero para entonces ya sabíamos que era Rosales, y habíamos conocido algo de su historia de campeón olímpico y exjugador del Ajax de Holanda.

Al conocer su nombre, quien escribe esta nota no pudo evitar asociarlo con “El Corrido de Mauricio Rosales”, una vieja canción ranchera sobre un hombre a quien llamaban “El Rayo”.

Y aunque a Rosales podría dársele el mismo apodo, por la velocidad con que se transporta por la cancha cuando la mayoría de los jugadores están ya sin aire; existe un razón de más peso.

Paras los Sounders, Rosales es como un rayo, porque les cayó del cielo.

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