Resaca, por los de coapa

Efraín Palomino Morales

Corresponsal de La Raza del Noroeste

Después de un fin de semana de clásico y de una doble jornada de media semana, los ánimos en la cantina La Cáscara de Seattle estaban encontrados y es que mientras unos gozaban otros nomás no se la acababan.

“¡Soy el jefe de jefes señores, me respetan en toda la liga! ¡Mi nombre y fotografía nunca van a mirar en desplegados! ¡Porque a mí el periodista me quiere y si no con Vergara ya tiene! ¡Muchos pollos que en Coapa empollaron, ya se quieren pelear con mi Rebaño! ¡Y si quisieran estar a mi altura, pues tendrían que pasar muchos torneos! ¡Y no les pienso dejar el liderato, donde yo me la paso ordenando! ¡Mi trabajo y cantera me ha costado, manejar los chamacos que tengo! ¡Muchas quieren escalar mi altura y nomás miro cómo se van cayendo! ¡Han querido arañar mi historia, y los que intentan han ido descendiendo!”, cantó la abuela chucha con todo el cariño para su Chivas Rayadas del Guadalajara.

Todo parecía alegría y jolgorio, sin embargo, el Chido One a la cantina llegó y al cantinero con una canción de los Tigres del Norte le pidió. “¡Allá en la mesa del rincón, le pido por favor me lleve la botella! ¡Quiero estar sólo, ahí con mi dolor, no quiero que alguien diga que le he llorado al América! ¡Mejor quisiera que le cuenten que no sufro que me ha hecho un gran favor de Ángel Reyna su adiós! ¡Seguro estoy que se marchó pensando que aún lo queremos! ¡El América fue siempre campeón y ahora que ni las manos metió nadie debe de saberlo! ¡En el nido ya siempre hay derrotas, por eso entre las copas me vine a refugiar allá en la mesa del rincón, me lleven la botella que no vean llorar!”, cantó con un nudo en la garganta el chilango americanista.

Mientras Chuchita una ronda a su nieto le invitó de consuelo, en otra de las mesas del rincón un Ángel solitario que más bien parecía Reyna por las medias de seda que delicadamente se tomaba, con total nostalgia una canción para sí cantaba. “¡Ojalá que te vaya bonito, ojalá que se acaben tus penas! ¡Que te digan que yo ya no existo y conozcas jugadores más buenos! ¡Que te den los goles que yo no pude darte, aunque yo te haya dado un título de goleo! ¡Nunca más volveré a molestarte, te adoré y te perdí ya ni modo! ¡Cuántas declaraciones quedaron prendidas hasta dentro del fondo de mi alma! ¡Cuántas dudas el capitán me dejó prendidas y yo no sé cómo voy apagarlas! ¡Ojalá que a mis Águilas con Zague les vaya bonito!”.

¡Nos chutamos la próxima semana! Comentarios:

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