Alejandro Dominguez
La Raza del Noroeste
Hace un poco más de cuatro años me subí a un avión de El Paso, TX para vivir en el Puget Sound.
Durante mi vuelo, se estaba efectuando las marchas del 1 de mayo para protestar por una ley en contra de la inmigración ilegal que criminalizaría a organizaciones de ayuda. Las marchas ocurrieron en todo el país, incluyendo aquí en Seattle por lo que mi emoción de llegar a una nueva ciudad fue ahogada por este suceso.
Ahora se está peleando sobre la ley de Arizona y sobre si se les debe de quitar la ciudadanía a futuros hijos de indocumentados. Unas cosas no cambian.
Pero otras sí.
Esta será la última nota que escribiré para La Raza del Noroeste. Ahora trabajaré en un medio en inglés y aunque cubriré a las ciudades de Snohomish, y Monroe, ya no será exclusivamente para cubrir a la comunidad hispana sino a todos.
En breve, estos cuatro años fueron de ilusión, logros, tristeza, sustos y nerviosismo. Al final, lo volvería a hacer todo de nuevo si tuviera la opción.
Quiero agradecer a todos los que me dieron de su tiempo para hacer una entrevista y a ustedes lectores porque sin ustedes, estas palabras y esfuerzos serían en vano.
Esta no es una despedida. Seguiré rondando por las calles del noroeste con libreta en mano y una camisa con mancha de tinta haciéndole la pregunta “¿puedo hablar con usted?”
Porque hay unas cosas que nunca cambian.