El primer Amor

Natalia Vitela

Agencia Reforma

Lo primero que tienes que saber es que no hay de qué preocuparse, pues según Elena Laguarda, educadora en sexualidad humana e infantil de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, a esa edad los niños no tienen deseo, es decir, no sienten la necesidad de estar con otra persona.

“Sí tienen la capacidad de sentir placer. Van reconociendo en su cuerpo sensaciones agradables o desagradables. En ellos el autoerotismo se da en forma normal y espontánea. También se dan los juegos sexuales: ‘¿Me enseñas?’, ‘¿Te enseño?’, pero no fantasean con besar a otra persona, con que ésta los tome de las manos. Es decir, no están pensando en alguien y se excitan. Esto sucede con las hormonas en la edad de la pubertad, que según la Organización Mundial de la Salud inicia alrededor de los 10 años”, precisa la también fundadora de Asesoría Educativa y Prevención S.A. de C.V.

Laguarda explica que los niños juegan a que tienen novios, porque reproducen lo que ven en casa.

“Para ellos es un juego. Se dan un beso, se toman de las manos porque es una representación del mundo de los adultos”, explica.

Por su parte, Alma Isabel Pérez Salcedo, psicóloga clínica y especialista Gestalt en niños, adolescentes y adultos, comenta que en el jardín de niños, que es cuando los pequeños empiezan a convivir con sus pares, éstos sí pueden presentar síntomas de enamoramiento, pero no se puede hablar de amor.

“Hablar de amor ya implica un acto de total intención y de conciencia del sentimiento”, puntualiza la también educadora sexual y autora de www.consultasexual.com.mx.

Laguarda asegura que a los 8 años se da lo que se conoce como el primer amor platónico, justo antes de que surja el deseo.

“Es cuando por primera vez se enamoran del compañero o del maestro y es literalmente un amor platónico. Es un ensayo de cómo será el amor en el futuro”, afirma.

No se asuste

Las especialistas coinciden en que cuando los niños aseguran que tienen novio no deben ni escandalizarse ni sobredimensionar el hecho.

“Los papás deben validar lo que sus hijos sienten. Pueden preguntarles, por ejemplo: ‘¿Qué te gustó de él o de ella para que ahora digas que es especial y es tu novio?’. “Es un error espantarse. Simplemente tienen que entender que se trata de un juego no de un noviazgo de verdad. Tampoco deben sobredimensionar la situación. Hay papás que le llevan flores a la novia del hijo. Con ello deja de ser un juego y se convierte en un asunto de adultos”, advierte.

Estos juegos, precisa Pérez Salcedo, forman parte de un proceso de desarrollo psicosexual adecuado.

“No es algo de lo que los papás tengan que preocuparse. Muchos padres no le dan el valor adecuado al sentimiento de sus hijos y lo importante es validarlo, porque forma parte de su proceso de desarrollo.

“Los padres deben validar los sentimientos de los niños en lo positivo y en lo negativo. Si están felices tienen que validar esta felicidad, si están tristes tienen que validar esta tristeza, pues esta es la forma en la que ellos van a aprender a expresar sus emociones de una forma sana”.

No hacerlo puede provocar que los pequeños repriman lo que sienten y no tengan libertad de expresarse, alerta.

Tampoco se trata de que les generen expectativas equivocadas o que están fuera de un contexto real.

“Como papás debemos estar abiertos a que los niños empiezan a sentir como una forma natural de su desarrollo emocional”, concluye.

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