Pese al contrato a Stanton, los Marlins siguen bajo sospecha

ERIC NÚÑEZ,

Associated Press

Hay 325 millones de razones para pensar que esta vez los Marlins quieren dar pelea.

Cuando una directiva acostumbrada a ahorrar dinero y a ocupar el fondo de la tabla le da a un pelotero un contrato de 325 millones de dólares, señal de que la cosa viene en serio.

Eso fue lo que hicieron los Marlins de Miami con Giancarlo Stanton, a quien amarraron hasta el 2027.

Es el contrato más grande del deporte profesional de Estados Unidos, una apuesta monumental a un toletero de 25 años de edad que ha disparado 154 jonrones en sus cinco primeras temporadas.

No solo eso: el dueño del equipo Jeffrey Loria accedió a algo nunca visto en Miami: ¡Stanton dispone del derecho de vetar canjes!

Estas concesiones van en contra de todo lo que predicaban los Marlins, donde nadie era intocable. Miguel Cabrera, Gary Sheffield, Hanley Ramírez, Kevin Brown… Todos fueron transferidos.

Y la nómina del equipo en 2014 fue de algo más de 52 millones de dólares, la más baja en las mayores.

El recuerdo de la campaña de 2012 —el año que inauguraron su estadio en la Pequeña Habana— sigue fresco. Esa fue la última vez que gastaron en grande y todo terminó en un fiasco de 93 derrotas.

El mánager Ozzie Guillén fue despedido. Ramírez, José Reyes y Mark Buehrle, entre otros, fueron transferidos a otros equipos. Se agudizó el descontento de los fanáticos hacia Loria, y el mismo Stanton reaccionó enojado en su cuenta Twitter al enterarse del cambio de rumbo.

“Nuestro objetivo era hacer borrón y cuenta nueva”, justificó Loria poco después de cerrar la extensión de contrato con el jardinero derecho en noviembre. “No fue algo popular, pero teníamos que hacerlo. Queríamos tener un proyecto a largo plazo, centrado en peloteros jóvenes que hagan toda su carrera con nosotros”.

Para avalar tal intención, también pactaron un contrato de siete años y 49,5 millones con el jardinero central Christian Yelich.