¿Cómo se arregla la CONCACAF?

El fútbol de esta región está gobernado por una de las confederaciones más controvertidas del planeta, una afectada de muchos males, desde la pobreza en varios de sus países, hasta la corrupción de sus directivos.

Los contrastes en CONCACAF son increíbles, la riqueza de EEUU y Canadá con la pobreza de Haití o El Salvador, solo por poner ejemplos; la madures de la liga mexicana con la juventud de la liga panameña, de nuevo, solo son ejemplos, pero son realidad.

A fin de cuentas, la realidad es que la CONCACAF no está madurando al ritmo que necesita, por lo menos si se mide en sus resultados a nivel de Copa Mundo.

Mientras equipos de África y Asia ya han llegado a ese “quinto partido” (y al sexto, de hecho), aquí las cosas no parecen progresar; la falta de competitividad contra México en Copa Oro parece recordarlo.

Y, por supuesto, vivimos la vergüenza por la escándalos de corrupción y peleas internas recientes.

¿Cómo se arregla ese desorden?

Una opción, improbable por supuesto, sería simplemente acabar la CONCACAF.

Mezclarla con la Conmebol, tener más de 20 países de culturas y tamaños diferentes jugando entre ellos, como sucede con la UEFA en Europa.

De ese modo habría más plazas colectivas en el mundial, más grupos clasificatorios, y oportunidad de los pequeños de salirle al paso a los medianos; porque en CONCACAF no hay medianos; la supremacía de México en este año es la prueba.

Habría dos torneos de Clubes, como Champions y Europa League, dando opción de competir a los pequeños; esto también aumentaría la visibilidad de buenos jugadores de paises pequeños en otros mercados; algo que sucede actualmente pero a paso muy lento.

El futbol se ha globalizado, y viajar de México a Chile a media semana ya no es una aventura; en UEFA se viaja de Portugal a Rusia y no es problema.

Pero claro, ¿quién cede un pedazo de su pastel? en Latino América siempre hemos preferido un pastel pequeño para nosotros no más, en lugar de tratar de tener un mucho más grande para compartir.

Es probable que no pase, pero soñar no cuesta nada, y la idea realmente tiene sentido.

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