Son hijos, no clones

Jessica Meza

Agencia Reforma

Si tu esposo tiene ojos oscuros y tú también, lo más lógico es pensar que sus hijos los heredarán del mismo color, pero ¡sorpresa!, uno de ellos tatarabueleó con un azul profundo.

Pero si resulta que ni el tatarabuelo los tenía así, entonces, ¿de dónde los sacó?, ¿quién se los heredó?

Katia Mendoza es la única pelirroja en su familia. Nadie, ni siquiera sus bisabuelos, tenían ese color de cabello.

En cuanto a sus rasgos, su rostro es igual al de su papá, aunque los labios y la forma del cuerpo son semejantes a los de su mamá. Hoy su hija tiene el cabello rubio casi rojizo, pero no es exactamente el mismo tono que el de ella.

La genética es una de las ramas de la medicina más fascinantes y estudiadas, en donde las posibilidades de que cualquier cosa pase son muy altas. Hortencia Morales Ochoa, genetista pediatra, explica que genéticamente influyen muchos factores para determinar a quién se va a parecer una persona.

“Los seres humanos somos un conjunto de genes, entre 33 mil y 35 mil, y trabajamos según las órdenes que éstos nos dan. Estos genes se distribuyen en pares y se almacenan en los archiveros de información genética llamados cromosomas”, indica.

El color de ojos y cabello, la estatura, la complexión y hasta las enfermedades de una persona dependerán de la mezcla de todas estas órdenes.

“Hay muchas cosas al hablar de mezclas, no sólo es lo que me da papá y mamá. Los seres humanos tenemos una parte del ciclo celular en donde se entrecruza la información de los mismos cromosomas y se intercambian.

“Es lo que le da a una persona la variación, de lo contrario seríamos clones de nuestros abuelos, tatarabuelos u otros ancestros”, explica la especialista del Hospital Materno-Infantil.

Morales subraya que hasta la fecha hay muchas falsas creencias sobre la forma en que se heredan las características físicas a los hijos. “La gente sigue creyendo que la tercera generación heredará todo lo de la primera y es probable, pero no es una regla. La genetista detalla que antiguamente se creía que el ojo color café era dominante, mientras que el azul se consideraba recesivo. Ahora se sabe que no es así.

Algunos rasgos físicos que es común presentar entre familiares son los lunares.

Gabriela Espinosa comparte un lunar similar con un hermano, dos sobrinos y su hija. “Un día, platicando en una reunión, descubrimos que tenemos el mismo lunar, pero en diferentes partes del cuerpo.

“Yo lo tengo en el abdomen, mi hija en el pecho, mi hermano en un brazo, una sobrina en la muñeca y la otra en una pierna. Nunca hemos preguntado, pero seguramente sí es de herencia”, dice la ama de casa.

Un tema más allá del color de ojos

La genética no sólo estudia los rasgos físicos de una persona. Su campo de acción va más allá: síndromes, prevalencia a padecer ciertas enfermedades, protección natural contra ciertos males e infertilidad, entre otros.

“Un gen está hecho de letras, y esas letras son las bases, es decir, las moléculas que conforman el ADN.

“Toda nuestra información está escrita en éstas. Cuando la naturaleza se equivoca vienen los problemas genéticos”, menciona Morales. La especialista destaca que esos cambios se denominan polimorfismos, negativos y positivos, y mutaciones.

“Si encuentras un cambio frecuente en 1 por ciento de la población es un polimorfismo y si el cambio es muy raro, abajo del 1 por ciento, es una mutación”, explica.

César Martínez, infectólogo pediatra, destaca que las alergias no se consideran herencias, pero sí influye que los papás padezcan alguna.

“Si papá o mamá son alérgicos a algo, hay una predisposición de que alguno de sus hijos o todos también lo sean. Si sólo es un padre se tiene un 30 por ciento de posibilidad si son ambos, éstas son del 50 por ciento o más”, indica.

¿El carácter se hereda?

Nora es madre soltera. Su hijo Luis ha visto a su papá en contadas ocasiones, pero por su comportamiento parece que hubieran vivido juntos desde siempre. “Cada que veo a mi hijo me quedo pasmada del parecido que tiene con su papá no sólo en lo físico, también en la forma de tomar un cubierto, en la forma como se acomoda para dormir y hasta en la forma de reírse”, asegura.

La idea de que el carácter y el comportamiento se heredan es apoyada por uno y desechada por otros, pero casos como el de Luis hacen pensar que estas características sí se obtienen genéticamente.