Félix Zapata

Agencia Reforma

BOCA DEL RÍO, Veracruz 17-May .- El hombre orquesta del Querétaro se llevó la fiesta en Veracruz.

Ronaldinho fue factor en la ida y ayer en el Luis “Pirata” Fuente se quedó con el boleto a Semifinales para Gallos Blancos, con colaboración del portero Édgar Melitón Hernández.

Al 83′, un centro del brasileño se le escurrió de las manos al guardameta del conjunto jarocho, que puso el 2-1 provisional, antes del empate a dos tantos, para un global 4-3.

Así, Dinho culminaba un encuentro en el que se dio el lujo de regañar a Danilinho, de pegarle de tres dedos al esférico, de querer incluso ordenar su defensa.

Fue el último en salir a la cancha y lo hizo con tranquilidad, porque pronto regaló su magia.

Al 8′ metió un trazo al hueco a Danilinho, quien la prendió de volea, razón suficiente para que el astro le llamara la atención, con señas, para indicarle que tuvo oportunidad para irse solo hacia el arco.

Cinco minutos después, Ronaldinho discutió con su compatriota al pedirle que fuera a hacer presión.

Tuvo su recompensa cuando se moría el encuentro, razón por la que festejó su anotación por todo lo alto, porque ha demostrado su valía en la Liga MX.

El Tiburón por la boca muere y de paso con un arponazo arbitral.

El Veracruz sólo jugó en el complemento y se hundió en el primer tiempo, suficiente para apagar la fiesta en el Puerto.

El conjunto jarocho salió tibio al cotejo, lejos del calor que mandó su afición desde la tribuna.

Incluso, Leiton Jiménez no atinó a cerrar las piernas y terminó por desviar un disparo de William da Silva, apenas al 17′, que pasó lentamente por abajo de Melitón antes de anidarse en la red. Fue un duro golpe para un Tiburón que buscaba el gol más con ganas que con ideas.

Sólo en el complemento, el Veracruz reaccionó y lo hizo con un disparo a balón parado de Édgar Andrade, que desvió con la cabeza Yasser Corona, al 60′.

Y estuvo cerca de hacer la hombrada, pero el asistente Marcos Quintero anuló de manera incorrecta un tanto de Julio Furch al 78′, por un inexistente fuera de lugar.

Diez minutos más tarde, el argentino marcó, pero fue demasiado tarde.

Así terminó el sueño del Tiburón, y el canto de los Gallos Blancos es más fuerte, cortesía de su astro brasileño.