El Beckham que veremos el domingo

La naturaleza humana dicta que las cosas nuevas no se aprecian con la facilidad que se aprecian las establecidas y tradicionales, que el ser humano en general se siente mejor y más cómodo en su “entorno conocido”.

Por eso es medio explicable que mucha gente no vea con respeto la MLS, que en pincipio se apegue a un fácil concepto de que “en este país no saben de fútbol”, y lo que hagan para mejorar no vale la pena, o realmente no cuenta; en cualquier caso es más fácil sentarse a ver por TV fútbol de otro lado, que es bien conocido.

Pero igual lo hicieron, empresarios que les gusta el fútbol y vieron oportunidad después del mundial de 1994, que se jugó en este país, decidieron en 1996 fundar la MLS, y cumplen 14 años tratando de hacerla un liga seria y establecida en los Estados Unidos.

La MLS ha dado pasos importantes y positivos, ha logrado mejorar la base de jugadores locales, al punto que muchos de ellos terminan, desafortunadamente “volando” hacia otras ligas que pagan mejor.

Tambien han desarrollado proyectos de estadios propios, y casi que ha logrado erradicar la insoportable práctica de jugar en estadios semi vacios, de football americano, con rayas cada diez yardas, y la cancha de fútbol marcada en líneas de color amarillo.

La liga es además equilibrada en lo financiero, y dá pasos cortos pero constantes, para mejorar sus asistencias.

Pero tambien han tomado decisiones que han sido criticadas con amargura, y que son usadas una y otra vez para demostrar “lo mediocre que es esta liga”.

La más notoria de estas desiciones ha sido, sin duda, la traída de David Beckham a jugar para Los Angeles Galaxy en el año 2007.

Fue una transacción millonaria que le costó a la liga lo que muchos dicen, habría servido para crear más programas de desarrolo de talentos jóvenes, o traer una cantidad mayor de jugadores internacionales, no uno solo.

Los críticos de la MLS aseguran que solo el mercadeo motivó esa decisión, y que de nada serviría mejorar el nivel de la liga.

Tal vez tienen razón en las dos cosas; durante sus tres años en la MLS, la figura del seleccionado inglés ha lucido mucho mejor en revistas y reportajes televisados, que en la cancha; y su aporte a la mejora general del fútbol en Estados Unidos es, cuando menos, cuestionable. Eso sí, ha vendido muchas camisetas con el número 23.

El tema Beckham se tornó más oscuro este año, cuando el millonario jugador salió “de permiso” durante el invierno a jugar con el AC Milán, y se formó una telenovela completa, en torno a si se quedaba sin cumplir su contrato, o regresaba en el verano. A la controversia le agregó fuego el comentario de su compañero estrella, Landon Donovan sobre su falta de entrega en la cancha.

Una tormenta perfecta para la MLS.

Pero el Inglés regresó, y para fortuna de la liga, al parecer regresó herido en su amor propio y dispuesto a mostrar que no era un juguete de las cámaras, que no estaba acabado para el fútbol, y que tenía calidad para mostrar en la cancha y ayudar a su equipo a ganar.

El Beckham que vimos el Viernes en la noche, será seguramente el mismo que veremos el domingo en el Qwest Field de Seattle, y en poco se parece al desentendido medio campista que rotaba por toda la cancha sin hacer mucho, esperando el turno de servir sus pases casi perfectos, la receta más conocida en su repertorio.

El Beckham que veremos el domingo, pelea cada balón casi con furia, baja, defiende y recupera el balón, acompaña por los costados, pone la pierna sin miedo, y sí, lanza centros con una precisión que la liga vé pocas veces, además sin frustrarse cuando a veces sus compañeros rematan con las orejas o con la nariz, balones que eran gol “cantado”.

Su contribución al ataque del Galaxy es ahora evidente; un cruce largo suyo a Donovan inició la jugada que terminó en penalty, y les dió el triunfo contra Chivas; el Viernes marcó el camino con tiro libre al segundo palo, que buscó Omar Gonzalez y generó la jugada del primer gol, y en el segundo se llevó la marca para abrir espacio a Alan Gordon, quien recibió falta en el área. Su presencia es, por fín, notable en lo futbolístico.

“Hemos tenido tantas decepciones en estos años” dijo el Inglés “Y todos han puesto tánto para apoyar este equipo” continuó poco después de ganar el paso a la final.

“Ha sido posiblemente un mezcla; estoy contento con mi desempeño, pero tambien con el del resto del equipo” dijo la semana pasada a la Associated Press; “Pero además tener a Bruce (Arena, el entrenador) con todo su conocimiento de la liga y del fútbol en este país, nos ha ayudado”; tampoco se ha idolizado ni tratado de brillar más que el resto.

Beckham está jugando con corazón, y con la intención de ser visto como un jugador valioso todavía, para el fútbol y para su selección nacional, porque de todos es conocido su sueño de ser titular con Inglaterra en Suráfrica 2010.

El Beckham que veremos el domingo juega por orgullo y porque le gusta jugar al fútbol, y por eso la final de la MLS que se juega aquí, en Seattle, tiene más de deporte que de mercadeo, tiene más de liga joven tratando de mejorar su calidad en todo sentido, que de espectáculo de vitrina para un público ignorante.

Porque somos muchos los que vemos su progreso sin ser, por lo menos completamente, unos ignorantes.

Usted ¿Qué Opina?

Está la MLS camino a ser una mejor liga de fútbol?

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